El diente

El diente


A mi querida amiga Lorena, pues sin ella este cuento no hubiera sido posible.

Había una vez un niño que creía en las hadas y en los cuentos, porque la magia en los libros siempre existía.
Un buen día, al niño se le cayó su primer diente, lo cogió con mimo, y lo depositó con delicadeza bajo su almohada. Colocó un trocito de queso sobre la mesilla de noche para que el Ratoncito Pérez se lo comiera cuando viniera a llevarse su diente a cambio de unas monedas; esa noche soñó con tener un hámster para cuidarlo, alimentarlo, y jugar con él.
Cuando despertó a la mañana siguiente, levantó rápidamente la almohada para saber cuánto dinero le había traído el Ratoncito… pero allí no había nada, ni dinero, ni diente. Angustiado, se giró veloz hacia la mesilla de noche para descubrir que tampoco allí había dinero… ni queso.
Esta trágica experiencia marcó para siempre la vida del niño, el nefando día que dejó de creer en las hadas y en los cuentos. Aquella impía mañana de abril supo de repente cual sería su futuro: adiestrador de gatos.
dibujo en el que aparece al Ratoncito Pérez huyendo de un dormitorio con el queso y el diente

FIN


Este relato se escribió para un humilde certamen de cuentos con imagen que se realizó en mi localidad organizado por las chicas de La República literaria de Malyve.
El relato trata de reflejar ese cruel paso de la inocencia de la infancia hacia el mundo de los adultos, a descubrir que todas las historias de niños son mentira, pero aun así, rebelarse contra ello. Por tal razón el niño decide odiar al Ratoncito, guardarle rencor, algo ha fallado en su imaginario, todavía no sabe bien qué, y ese no saber es la parte de inocencia que aún alberga el niño, no renuncia a las fantasías, solo se siente desengañado con una.
He querido jugar con la contradicción que supone mostrar al Ratoncito como un personaje que existe de verdad, sin embargo, al presentarlo desde un lado negativo o malvado, se pretendía mostrar el choque de realidad y ficción.
El relato no debía superar las ciento setenta y cinco palabras y debía de llevar adjunto una imagen que en este caso la diseño mi buena amiga Lorena Gonzalez, cuyos diseños podéis ver en su página de facebook 27, por eso, y por mucho más, he querido dedicarle la publicación de esta entrada.
Espero que os guste y que dejéis vuestras impresiones.

4 comentarios:

  1. Hola,genial este relato, el cierre expectacular.
    Feliz tarde.

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    1. Mucgas gracias Carmen, me alegra un montón saber que te ha gustado, la verdad es que no estaba muy seguro, y creo que sigo sin estarlo, sobre si el relato es algo decente o no, a veces lo encuentro algo abrupto, como que le faltasen más palabras. He intentado modificarlo muchas veces pero al final tampoco le noto mejoría.
      Un abrazo muy grande y vuelve cuando quieras, la puerta siempre estará abierta aunque yo no esté en casa.

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  2. JaJaJa! El siguiente trozo de queso debe dejársele en un cepo, por traidor y no dejar nada a cambio.
    Un saludo

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    1. Pero eso te convertiría en un ser rencoroso y vengativo..., aunque si luego te dedicas a adiestrar gatos tampoco serías un ejemplo de moderación jajaja.
      Seguramente se las ingeniaría para eludir el cepo, los ratones cada vez son más listos.
      Un saludo, y muchas gracias por comentar.

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