Poeta de medianoche
Hambre de muerte lasciva
Regada por los enebros,
Baña mi pecho la herida
De tacones taberneros.
Por cenagosos rincones
Grito a tu imagen perdida,
Añoro besos de antaño,
lloro mi vida vacía.
A los turbios lupanares
Acuden los corazones,
Exiliados de su pecho
Buscando quien los repatrie.
Y en sus sábanas me envuelvo
Con mi sangre plañidera,
Buscando el cálido ungüento
De mujeres hechiceras.
Implacable el tiempo pasa
La luna está marchitando,
Agotándose el consuelo
De los hombres desolados.
El juez ya dicta sentencia
Flotando en nubes de almidón,
Certero y cruel me señala
Con su brazo ejecutor.
“Poeta de medianoche
Que deambulas por la ciudad,
Hastiado de vida y carne
En hipogeo despertar”.
Rueda otra vez la rutina
Luminosa vulgaridad
Resacas de siete mares
El barco vuelve a navegar.
Sobre el poema decir que está inspirado en un verso del poeta francés Jules Laforgue que versaba de la siguiente manera: Regada por los enebros,
Baña mi pecho la herida
De tacones taberneros.
Por cenagosos rincones
Grito a tu imagen perdida,
Añoro besos de antaño,
lloro mi vida vacía.
A los turbios lupanares
Acuden los corazones,
Exiliados de su pecho
Buscando quien los repatrie.
Y en sus sábanas me envuelvo
Con mi sangre plañidera,
Buscando el cálido ungüento
De mujeres hechiceras.
Implacable el tiempo pasa
La luna está marchitando,
Agotándose el consuelo
De los hombres desolados.
El juez ya dicta sentencia
Flotando en nubes de almidón,
Certero y cruel me señala
Con su brazo ejecutor.
“Poeta de medianoche
Que deambulas por la ciudad,
Hastiado de vida y carne
En hipogeo despertar”.
Rueda otra vez la rutina
Luminosa vulgaridad
Resacas de siete mares
El barco vuelve a navegar.
Mi corazón es un oscuro y turbio lupanar que día y noche frecuentan obscenas pesadillas. Y a la vez se juega con una idea extraída de una canción de Albert Pla en la que los corazones se escapaban del pecho para buscar otros corazones, pero aquí esa idea esta enfocada desde el punto de vista del hombre abandonado que no ha superado el hecho, o está en proceso, por lo que recurre a ciertos lugares para olvidar las penas.
Respecto al cuadro, como se puede leer en el pie de foto, pertenece al pintor Toulouse Lautrec, que debe parte de su fama a sus pinturas y carteles sobre el Moulin Rouge, el gran cabaret de finales del siglo XIX junto al Folies-Bergère. Dicho cabaret era lugar de reunión de la burguesía francesa de la época. Pero la pintura no es el Molino rojo, sino que se trata de un prostíbulo que visitaba con frecuencia situado en la calle de los molinos, de ahí el nombre, y al que le dedicó esta pintura. Informándome un poquito sobre el cuadro, contrasta la actitud relajada de las chicas con la posición estirada de la mujer que regenta el salón. Otra clave del cuadro son esos agrupamientos de figuras que generan muchos espacios vacíos, pues las chicas están descansando y lo normal es que estén relajadas hablando, creando de ese modo un interesante juego de diagonales entre las figuras. En general, las pinturas sobre las chicas de los burdeles no solían salir retratadas de una manera muy agraciadas, pero con todo siempre mantenían cierta belleza. El pintor tampoco es que fuera precisamente un adonis, pues sufría una deformidad en las piernas que le provocó enanismo y, por ende, ser rechazado en los locales de la clase alta, por lo que se refugió en estos locales de alterne donde, al menos, se sentía querido. Y son estos lugares de mala reputación los que le dieron la gloria con sus cuadros y sus carteles, y los que, en cierta manera, lo mataron, pues fue incapaz de llevar una vida con cierto orden y control, pasando casi todo el tiempo borracho y durmiendo en cualquier lugar. Pero bueno, la bohemia clásica siempre ha sido muy disoluta.
De alguna manera, no del todo, pero sí un poco, el cuadro es lo que refleja el poema, narrando ese proceso de dolor de una ruptura y una de las formas existentes que pueden existir para superarlo. Y porque nos/me gusta abrir un poquito la ventana hacia otras disciplinas artísticas, pero siempre sin intrusismo.
Confieso que el tema del poeta (artista)solitario, atormentado y abandonado me gusta bastante, pero siempre en la ficción jajaja. Por eso no puedo evitar que muchas veces esa vena disoluta salga a relucir. Otro ejemplo similar, aunque diferente, lo podéis encontrar en mi poema Soledad, en el cual se habla de la soledad del artista como compañera inseparable de todo proceso creativo, pero sin entrar en la personalidad o aficiones del artista en cuestión.
Son consuelos las brujas! A seguir navegando tal vez en algún puerto aparezca! Un abrazo
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