Criatura de andrógina hermosura que gobiernas la tierra, en tu seno acoges la vida y la muerte, de ti provenimos y de ti dependemos, desde mi ventana contemplo tu verde calma de rumores serenos, yo te hablo y tú me respondes con el blanco murmullo vaporoso de las olas rompiendo en la playa, chocando contra las rocas.
Admiro plácido los destellos del sol que refulgen reflejados en tu seno, regocijo de niños que alegres retozan en tus faldas soñando con castillos, príncipes y princesas. Parejas que contigo comparten su pasión, húmedos besos, caricias, abrazos, y el anciano por tu orilla mojada despacio va caminando. Yo te admiro, sí, pero te temo, temo tu furia desbordada cuando violento ruges soliviantado, haciendo zozobrar embarcaciones y navíos, engullendo marineros que bajo tus pechos ondulantes se han amamantado. Estruendoso clamor de peligrosa belleza que inconscientes queremos capturar, conocer en la cercanía, sabedores, o acaso ignorantes, del riesgo que nos supone, pero el hombre es terco, y tu manifestación sublime.
Primoroso mar de azules ojos, océano inabarcable, en tu interior se refugian dioses y monstruos, milenarios tesoros de barcos hundidos en guerras y tempestades que, incesante, el pirata inmisericorde busca expoliar. Quien sabe que secretos alberga tu interior, bosques submarinos de frágiles gorgonias que refrescan los mares con su abanico de coral, pardas laminarias elevadas que con suavidad ondean mecidas por las corrientes, oscuras simas abisales de vidas ignotas que ningún humano podrá jamás explotar, donde la luz no llega y la imaginación se desata, febril, indómita, para deleite del lector. Escenario de grandes batallas, tus ojos azules han visto a Ulises vencer la furia de Poseidón, al capitán Ahab derrotar a la gran obsesión que pudo acabar con su vida, al viejo perderse entre tus aguas tras el noble pez que habría cambiado su fortuna; héroes y leyendas, millones de páginas escritas te homenajean, y cuantos millones quedan por escribir. Misterioso embrujo que embriagas los sentidos, desde mi ventana yo te veo, te siento y te respiro, salino aíre de arenas revueltas, las gaviotas te sobrevuelan buscando tu alimento, en picado se lanzan estrellando su cabeza contra ti, izando de nuevo el vuelo con el pico agarrando la presa que, con tenaz agonía,coletea en el cielo luchando por sobrevivir, y por las noches, cuando todo está en calma y el solitario faro te ilumina, quejumbroso te oigo llorar lamentos de estupidez humana, y yo me revuelvo inquieto en la silla desde la que te contemplo, impotente al no poder reparar todo el daño que los hombres te hacemos.
En estas confesiones de un poeta borracho doy rienda suelta a mis perversiones más profundas como la poesía, bien creativa, bien íntima; la escritura de relatos cortos, la poesía en la música, reseñas de cine, la literatura, el arte o la pintura.
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La ventana del Mar
lunes, 8 de diciembre de 2014
Etiquetas:
poemas,
poemas sobre el mar,
poesía descriptiva,
poesía en prosa
Hola Alejandra, gracias por pasarte por ésta mi humilde morada, me alegra que te gustase, y por supuesto no dudes en pasarme el enlace a tu cuento que lo leeré encantado.
EliminarHola, un estupendo homenaje a al majestuoso mar. mis respetos para esa masa marina. A inspirado mucho, y es lamentable que maltratemos a esa belleza natural que tantas riquezas alberga. Tengo un cuento mitológico sobre el gran mar, me acordé al leer tu escrito.
EliminarSaludos Poeta.
Nota del administrador: debido a un pequeño error administrativo se había eliminado el comentario de Alejandra, así que lo vuelvo y pido disculpas por el fallo.
Que suerte tienes, poder admirar su belleza e imaginar todos sus misterios.... Mis felicitaciones, Poeta. Un abrazo.
ResponderEliminarNo te creas, me pilla a casi 40Km de casa y tampoco es que sea muy marítimo yo, igual es por tenerlo tan cerca que no lo aprecias tanto.
EliminarAbrazos.