La pianista de Haneke

Hoy volvemos con una nueva confesión cinéfila, vamos a hablar de cine europeo, de otra de esas pelis raras que tanto nos gustan a todos, pero procurando siempre que mantengan un nivel de calidad, aunque no se descarta dedicar alguna entrada a alguna de esas pelis infames que se han rodado por ahí con la intención de convertirlas en cine serio.

LA PIANISTA

Valoración:

La pianista es una obra de Michael Haneke, es muy importante no confundirla con El pianista de Polansky, nada que ver, salvo que ambos protagonistas tocan el piano. Esta cinta está inspirada en el libro homónimo de la escritora austriaca Elfriede Jelinek, que fue premio Nobel en 2004.
cartel promocional de la película La pianista, dirigida por Michael Haneke
Como se irá viendo en la película, el estilo de esta autora es bastante radical, siempre tendente hacia un feminismo extremista, desarrollándose en pequeñas comunidades cerradas en sí mismas, con atmósferas opresivas, aíres viciados, y en general, mostrando imágenes cargadas de miseria moral. Este leit-motiv también es aplicable en cierta manera a la obra del propio Haneke. Realmente solo he leído dos libros de esta autora, y aunque uno, La muerte y la doncella, era más un ensayo deconstructivista sobre algunos personajes de cuentos infantiles; el otro, El Deseo, si que se ajusta a esta visión oscura del ser humano.
Por alguna extraña razón esta película tiene algo hipnótico en su ritmo (¿será la música de Schumann?) que hace que se te pasen bastante rápido sus más de dos horas de metraje.
El lado oscuro es la parte nuestra que no está visible al resto, es nuestro comportamiento a solas o en la intimidad con los más allegados. ¿Sabemos si nuestro compañero de trabajo es un maltratador o, si por el contrario, recoge gatitos abandonados?
Esta reflexión es extrapolable a cualquier persona y representa el eje central de la película.
Si ya has visto alguna obra de Haneke reconocerás fácilmente su estilo de dirección, deja respirar a los personajes y que las escenas se desarrollen con el menor montaje posible.
Aquí, la protagonista, Erika, es una recta profesora de piano de unos cuarenta años consumidora de pornografía, con aficiones masoquistas y que, desde la muerte de su padre enfermo, vive recluida en su casa bajo la tutela de su madre, que la tiene sometida a un férreo control, hasta el punto de ser la propia madre quien le compra la ropa o no la deja llegar más de quince minutos tarde a casa, pues piensa que podría estar con algún hombre. Este acoso de la madre viene por el hecho del miedo a quedarse sola, por lo que la hija representa una especie de mascota sobre la que tienes pleno control. Erika es pianista porque su madre así lo quiso, y es profesora porque no era lo suficientemente buena para ser solista. La falta de carácter va haciendo que Erika vaya muriendo poco a poco, asfixiándose, encontrando la libertad en los peepshows, en el vouyerismo, en la pornografía, en el masoquismo, en la autoagresión. Pero su confortable y opresivo mundo comienza a tambalearse cuando un joven alumno decide seducirla, comenzando un peligroso juego sexual de celos y posesiones (y algún coitus interruptus, pero ya entramos en spoilers), en el que la profesora terminará mostrando su lado más sórdido cuando obliga a su joven amante a que lea la carta que ella misma le ha dado confesándole sus pervesiones sexuales más profundas, lo que más la excita, siendo cada cual más sórdida.
Isabelle Huppert está soberbia y borda a un personaje sumamente complejo en un alarde de contención y expansión, siendo este uno de sus papeles más celebrados; la madre también es de destacar, aunque sea de forma secundaria y breve, pues transmite toda esa opresión con las miradas por la ventana, esa angustia que nadie querría sufrir; él, en cambio, bajo mi punto de vista, está más normalito, pues su personaje no da tanto de sí como los otros; aunque también recibió algún premio por algún festival europeo.
fotograma de La Pianista, Erika, Isabelle Huppert, observa como su estudiante toca el piano
Como es habitual en Haneke, se ponen de manifiesto problemas como la soledad espiritual y pone en entredicho los valores morales sobre los cuales nos regimos, especialmente dentro de sociedades burguesas, o las relaciones paterno filiales en las que el padre o madre quiere volver a vivir su vida a través del hijo, una especie de vampirización de la personalidad, un tema que se ha tratado en numerosas ocasiones, como pudiera ser, en menor medida, El club de los poetas muertos, por citar un ejemplo relacionado con la temática de este blog.
No sabría decir si es lo mejor de Haneke, porque me resulta casi imposible calificarle, pero muy probablemente ocupase un pódium, quizás un tercer puesto, a lo sumo un cuarto; sea el puesto que sea, es una cinta más que recomendable.
Y, por supuesto, no podía faltar un clásico final Hanekeniano que hará las delicias de los más ortodoxos.

4 comentarios:

  1. jajaja, una película curiosa. Suena genial aunque debo confesar que esos lados oscuros de las personas creo que pueden aclararse hasta convertirse en blancos con predisposición. Parece la vuelta de tuerca de 50 Sombras pero me llama más la atención. Muchas gracias por este tremendo análisis, amante del rock!!! Un abrazo

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    1. Muchas gracias Ana, siempre es un placer y una alegría verte por aquí, por esta casa que también es tuya.
      La verdad es que no tiene nada que ver con 50 sombras, y si eso es lo que desprende entonces el artículo es un desastre. El rollo está en esconder lo que realmente eres, y lo que eres es lo opuesto a lo que se supone se espera que seas. Ultracatolicismo y pornagrafía juntas no suelen casar a primera vista, aunque al rascar aparezcan juntas más de una vez.
      Pero vamos, hay muchos hilillos por ahí.

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  2. He llegado aquí por el post reciente que has dedicado a Haneke. La pianista es una película increible. El personaje principal arrastra su existencia de una manera que pone los pelos de punta.Y el patetismo del final, sinceramente, no he visto nada igual. La vi hace tres años y recuerdo tan solo algunos detalles, pero la impresión general perdura.
    Por cierto, después de ver la película me hice con el libro y no pude con él. De los raros casos en los que la película supera de largo al libro.
    Saludos!!

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  3. Pues muchas gracias por pasarte, la verdad es que tengo una gran admiración por Haneke, no es fácil que te dejen con mal cuerpo sin apenas ver nada desagradable.
    Mola que te hicieras con el libro, yo lo intenté, pero en las bibliotecas no estaba, así que saqué otros de la autora, El deseo, que habla de la prostitución dentro del mismo matrimonio, tarjeta de crédito vs mujer objeto, y más detalles por el estilo, pero me resultaba un libro un tanto espeso y no lo pude terminar, pero lo retomaré.

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